Dirección y Versión: Miguel del Arco
Con Israel Elejalde, Ángela Cremonte, Ana Wagener, Daniel Freire, José Luis Martínez, Cristóbal Suárez y Jorge Kent.

Enfrentarse a Hamlet tiene algo suicida, lo que no es una mala premisa de partida ni para mí, que soy un Kamikaze, ni para el Príncipe, cuya conciencia anhela en no pocas ocasiones dar se muer te para dejar de sufrir. Pero como dice Harold Bloom, Hamlet «tiene una mente tan poderosa que las actitudes, los valores y los juicios más contrarios pueden coexistir dentro de ella coherentemente ». El ser y el no ser a un mismo tiempo y de forma tan ilimitada como él mismo es capaz de pensar se, el sueño de una conciencia infinita. Un poema ilimitado habitado por un per sonaje ilimitado sobre un escenario que es puro espacio mental. ¡Alto! Si lo sigo pensando, tal vez sea incapaz de seguir adelante… O tal vez siga adelante y no sea capaz de pensar. La contradicción no ha hecho más que empezar. Me agar ro a la frase de Nietzsche:

«¡Contradícete a ti mismo! Para vivir es necesario permanecer dividido».

¿Será suficiente? ¿Quién se atreve a marcar esa frontera en territorio shakesperiano? Resuenan la palabras de Víctor Hugo: Shakespeare es la fertilidad, la fuerza, la exuberancia, la teta llena, la copa espumeante, la cuba llena hasta los bordes, la savia excesiva, la lava en torrente, los gérmenes en torbellino, la vasta lluvia de la vida, todo por millares, por millones, sin ninguna reticencia, sin ninguna atadura, sin ninguna economía, la prodigalidad insensata y tranquila del creador. A los que hurgan el fondo de su bolsillo, lo inagotable les parece demencia. ¿Acabará pronto? Jamás. Shakespeare es el sembrador de los deslumbramientos. En cada palabra, una imagen; en cada palabra, el contraste, en cada palabra, el día y la noche. No, definitivamente dividir se no será suficiente. Es necesario atomizarse si queremos seguir todas las vías que abre Hamlet, asumiendo que, ni aún así, seremos capaces de vislumbrar las todas y que cuando volvamos a componernos no seremos los mismos. Fascinante empresa. Todo es estar preparados.

Quiero agradecer el generoso apoyo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y de su director a, Helena Pimenta, para hacer posible este montaje en el que el equipo de Kamikaze Producciones da un paso más en su línea de investigación teatral. Un paso en la senda de Hamlet, lo que significa que no encontraremos ideas o frases mágicas que puedan resolver las dificultades que plantea el drama e iluminan de pronto todo lo que en él hay de oscuro. La vaguedad es inherente a la obra de arte que no se plantea un objetivo sino la vida misma.

MIGUEL DEL ARCO

+ Info: Teatro Cuyás

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