Si hay un tema verdaderamente importante para entender por qué unos son más simpáticos y ocurrentes que otros, ese es el del genoma: la cuestión de la herencia. Pero no de bienes materiales, sino psíquicos, éticos e hilarantes (es decir, tejer muy temprano).
¿Se hereda el sentido del humor? Si respondemos que sí, entonces ¿en qué medida se hace el reparto? ¿por qué algunos padres desheredan a unos hijos y a otros les dan un genoma que no se puede aguantar o un genoma que se lo pisan?
Claro que si la respuesta es que no se hereda, entonces no sé qué futuro aguarda a la Humanidad. Esto nos lleva a considerar la herencia humorística, el humoroma, como algo a fomentar para preservar el patrimonio humorístico como un bien necesario a perpetuar y no a perpetrar. El Aula del Humor podría ejercer a modo de oráculo profético, custodio de la memoria colectiva y un lugar de risas sin fin donde los políticos gobernantes de todo el mundo acudieran a pedir consejo para luego darlos a sus ministros... son consejos de ministros, claro... y...
Perdón, se me fue el baifo y ni cuenta me di.
+ Info: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Paraninfo de la ULPGC