Una imagen impresa y proyectada, quinientas impresiones dela misma ondeando sobre la pared al ritmo de una suave brisa que las balancea, ¿es posible adivinar qué trata de contarnos? Si nos acercamos apreciamos un texto ilegible con líneas escritas a mano en una superposición compulsiva. El movimiento ayuda a desatar la imaginación e inventar un mensaje codificado que realmente nunca nadie redactó. Un collage a partir del supuesto original compone el mural de copias cada vez más degradadas hasta rozar la invisibilización de las líneas negras de su enigmática escritura.
Así es como Saskia Rodríguez (Gran Canaria, 1993) cuestiona el concepto de originalidad en el arte contemporáneo, trabajando en torno a la copia, la multiplicidad y la apropiación a partir de técnicas vinculadas a la obra gráfica y la pintura o el dibujo sobre papel digitalizado, interviniendo el espacio físico de un modo singular que lleva al espectador a adentrarse en la obra e interactuar con ella. En especial, la instalación que presenta para el Centro de Arte La Regenta en Las Palmas de Gran Canaria remite a la idea platónica de la mímesis en tanto que imitación de la realidad, la copia de la copia del mundo de las ideas.
Según el filósofo, la mímesis sería tan solo la apariencia sensorial de las imágenes exteriores de las cosas, que constituyen el mundo opuesto al de las ideas. En él se ubican las situaciones y objetos a los que se puede designar mediante palabras, conceptos que en teoría debiéramos ser capaces de hallar entre las líneas del original de la artista y que sin embargo no logramos identificar porque intencionadamente se nos priva de ello. Rodríguez no ha escrito una carta encima de otra y de otra carta, no esconde mensajes cifrados, ni siquiera auténticas palabras, ¿o sí? Parece que emplea un lenguaje propio a base de símbolos que nos llevan a un sinfín de confusiones por nuestra tendencia innata a buscar una relación lógica entre el parecido (mímesis) de la realidad, de lo que consideramos original, y los códigos empleados para su representación. Pero aquí original y copias de la copia de la copia confunden per se.
La obra se bambolea con el ligero viento que provoca nuestro cuerpo al recorrer la sala, el papel es absolutamente delicado, de hecho casi una transparencia. La sutileza de la artista trasciende el concepto abordado para mostrarnos la belleza que radica en las relaciones entro original y copia, las semejanzas y diferencias entre las prácticas de reproductividad, la mecánica y la óptica, pero en definitiva el valor del trabajo manual que no queda diluido en este ejercicio. Un proyecto artístico impregnado de tinta y profunda reflexión nada más lejos del esteticismo. La artista copia un objeto autoproducido que es en sí una copia de la realidad pero cuyos códigos suponen un desafío. Finalmente, tras repetidas exhortaciones a luchar contra la lógica, la obra de arte nos sitúa en una posición controvertida. Aún hay otra dificultad tras la primera lectura: pensarnos originales.
+ Info: Centro de Arte La Regenta
Centro de Arte La Regenta