La profesión de cochinero, antaño extendida por toda la isla, ha sido el gentilicio popular para los habitantes del municipio de Ingenio: si bien no eran los únicos, merecieron tal apodo a razón de la fama que tenía la carne que vendían por su calidad y su sabor. Acompañando a esta profesión vitalicia y de manera arraigada en distintos ámbitos, la música popular y folklórica sin duda ha sido otro de los pilares donde descansa el alma del cochinero.

Con estos precedentes y durante las Fiestas de San Pedro y San Pablo, Laly, una joven ingeniense afincada fuera del municipio, regresa con mil y una diatribas acerca de su porvenir. Una vez fallecidos sus padres, su tío la reclama y la venta de la casa donde guarda tantos recuerdos de su pasado se convierte en excusa para replantearse una vida propia ligada a los dictámenes del corazón... entre timples y serones...

+ Info: Teatro Guiniguada