Ana es un ama de casa convencional de la España de los años 60 casada con Lope, abogado que va a ser nombrado con un puesto en el Ministerio. La obra arranca con la noticia de este ascenso, y las repercusiones que tiene en el matrimonio. Para Ana supone más trabajo y más exposición social en una vida que no le llena, que le asfixia. Ella no detecta esta falta de aire hasta que conoce a Vivian, fotógrafa francesa de espíritu libre que le hará ver que su vida no es, ni de lejos, lo que ella ansía. Ana se enamora de Vivian, y este amor supone para ella una explosión de contradicciones, miedos y liberación. A través de Vivian y sus fotografías Ana comienza a percibir la realidad, su realidad, de la que querrá a toda costa desasirse. En las fotografías se ven mujeres cosiendo, mujeres planchando, mujeres cuidando a niños, pero también los primeros bikinis, parejas bailando el twist, Brigitte Bardot.

Son las fotos de Vivian no sólo retratos sociales, sino también obras artísticas. Porque es a través del arte cómo Ana, al igual que Tristana, despierta su deseo de volar. 
 
El deseo de Vivian es ir a vivir a América. América como la tierra de la libertad. La tierra de Marilyn Monroe, J.F. Kennedy, Martin Luther King. La tierra de las grandes marchas sociales, del movimiento hippie, de los cohetes que llegan a la luna. Vivian propone a Ana que se escape con ella. 
 
Pero el nombramiento de Lope en el ministerio implica una conducta social irreprochable. Y Lope se entera del amor entre Ana y Vivian. 
En este contexto, según la Ley de Vagos y Maleantes de 1954, la homosexualidad estaba tipificada como delito, e incluía penas de prisión, multas e inhabilitación en el ejercicio de cualquier profesión. (Famosa fue la prisión de Tefía, en Fuerteventura, denominada Colonia Agrícola Penitenciaria, un campo de concentración para homosexuales). Así mismo, hasta el año 1963, el adulterio también estaba tipificado como delito, y el marido podía asesinar a su esposa y a su amante en aras del “privilegio de la venganza de la sangre”, reintroducido por el régimen de Franco en base al Derecho romano. 
 
Junto con los personajes de Ana, Vivian y Lope, veremos a Satur, peluquera y amiga/consejera de Ana, que hará lo posible porque la pareja Vivian-Ana viva su amor con libertad (aunque al principio se resista). Es en el espacio de la peluquería donde se sucederán las escenas más cómicas de la obra, dando lugar al cotilleo, la música y la fiesta.
 
La idea del tiempo en sí mismo hará de hilo conductor verbalizado a través del hijo. La memoria como estanque y como pequeña llama fugaz en la noche del alma.

+ Info: Teatro Pérez Galdós

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